Nunca falta el amigo, el primo o el conocido que, en plena boda, se acerca para decirte “me hubieras dicho, tengo un conocido que te hubiera hecho un descuento” o cualquiera de sus variantes, como si su sugerencia fuera a cambiar las cosas o hará que tus gastos mágicamente se disminuyan o que aparezca más dinero en tu cuenta.
Si asistes como un invitado, evita hacer este tipo de comentarios. El gasto ya se hizo, estás en pleno evento y ya no sirven de nada tus sugerencias o conocidos que podrían haberle ahorrado a la novia un poco de dinero. No solo son inútiles, son del mal gusto; la novia podría sentir que estás criticando su tan esperada celebración o te arriesgas a que alguien te conteste de mala manera con un “ya para que lo dices ahora”. Lo mejor es que, si tienes contactos que puedan facilitar la tarea de planear una boda, se los menciones a la pareja en el momento en que sabes de su compromiso, o callar para siempre y llevarte tus recomendaciones a la tumba.
Si eres la novia y alguien se acerca para decirte estos comentarios, ignóralos. Solo sonríe cortésmente a la persona o cambia sutilmente de conversación, y sigue con tu vida. Después de todo, esas recomendaciones no sirven para nada, ya estás en la boda y no hay nada que puedas cambiar, así que mejor a disfrutar y vivir la experiencia.
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