Es muy común que, en las bodas, al final de la ceremonia o en el transcurso de la recepción, los novios, los padrinos o los pajes les entreguen a los invitados los famosos recuerdos. Llaveros, separadores, libretas, saleros y pulseras con la frase “recuerdo de mi boda” terminan en manos de todos. En algún momento de la planeación, seguro te pondrás a pensar en qué puedes dar o si en verdad es necesario dar algo.
La realidad de los recuerdos de bodas es, que la mayor parte del tiempo los invitados terminan tirándolos unos días después, y las únicas que los conservan son las abuelitas para exhibirlos en su vitrina de chucherías. Si quieres dar algo para recordar ese día tan especial, elige cosas que sean útiles o que no sean desechables.
Últimamente algunos novios dan como obsequio pequeñas macetas con suculentas.
Además de ser decorativas, son duraderas, no requieren muchos cuidados y no ocupan mucho espacio en las casas. Puedes colocar en la maceta la fecha de tu boda, tu nombre y el de tu novio o cualquier cosa que se te ocurra para que, cada vez que las personas la vean, recuerden tu evento.
También puedes armar kits de cuidado personal, con pequeños envases de crema, jabones, toallas de tela, e incluso un pequeño cepillo para el cabello; son productos que todo el mundo utiliza y nunca están de más. Al igual que con las macetas, puedes personalizar el empaque de cada uno para que la gente recuerde ese día cada vez que los utilice. Si es una boda destino, una buena opción es regalar canastas con dulces típicos de la región, tus invitados lo apreciarán y pasarán un buen rato disfrutándolos.
Sea lo que sea que des como recuerdo, ten en cuenta que debe ser algo útil, que puedan usar tus invitados más de una vez, y en caso de las bodas destino, algo que sea fácil de transportar. A veces los recuerdos no caben en la maleta y se ven obligados a dejarlos en el hotel, en el salón, o a tirarlos en el primer bote de basura que encuentran. Evita dar separadores, plumas, pulseras o cualquier otro objeto que se pueda perder fácilmente o que es probable que sea desechado o se rompa al día siguiente.
Por último, no te veas obligada a dar recuerdos. Si no tienes tiempo, presupuesto, o lo ves como un gasto innecesario, quítalo de la lista de pendientes y olvídate de ellos. No te preocupes por lo que puedan pensar tus invitados, recuerda que la boda es tuya y debes hacerla a tu gusto sin que te afecten los posibles comentarios de los demás. La velada es tuya, tu serás quien guarde los más preciados recuerdos.
Commentaires